Parto en casa: entre mito y realidad
Este artículo se centra particularmente en la distinción entre el parto a domicilio y el parto en el hospital. Porque si en los países más al norte de Europa (Francia, Bélgica, Inglaterra, etc.) hay alternativas intermedias, como los centros de maternidad, este no es el caso donde vivo (en las montañas de la Alpujarra al sur de Granada).
Además, los hospitales más cercanos están a más de una hora en coche de donde vivo. Esta distancia, combinada con mis lecturas sobre el parto «fisiológico», me empujó naturalmente hacia el parto en casa para el nacimiento de mis tres hijos.
A continuación, presentaré un resumen de mis lecturas sobre el parto en el hogar en comparación con el parto institucional. Por supuesto, hablaremos sobre mujeres cuyos embarazos son de «bajo riesgo», ya que las otras tienen la obligación de dar a luz en el hospital.
Mitos desmontados por la ciencia
Mito: el parto en casa es tan peligroso que debería considerarse irresponsable o incluso abuso infantil.
De hecho, cuando anunciamos que daremos a luz en casa, las reacciones a menudo son negativas: «pero es peligroso», «es irresponsable», «¿por qué correr este riesgo?”, o «eres muy valiente» …
Realidad: sin embargo, ningún dato científico confirma la tesis de que dar a luz en el hospital sería más seguro. De hecho, los estudios han demostrado que la morbilidad es mayor entre las madres y los bebés nacidos y seguidos en una institución en general, y especialmente en los servicios obstétricos (Campbell y Macfarlane, 1986[1]).
De hecho, la mayoría de los procedimientos hospitalarios tienen menos la intención de facilitar el progreso del trabajo que constituir un caso legalmente defendible en caso de problema.
He aquí unos estudios comparativos realizados sobre el tema:
1. Estudio publicado en el British Medical Journal[2]
El estudio cubre 5.418 nacimientos programados en los Estados Unidos. Aquí están los resultados:
- El 12% de las mujeres fueron finalmente trasladadas al hospital. Entre estas:
- el 4,7% recibió una epidural
- el 2,1% recibió episiotomía
- el 3,7% tuvo una cesárea (mientras que el promedio nacional es del 32%)
- Ninguna madre murió
- Tasa de mortalidad perinatal: 1,7 ‰ (idéntica a la tasa de mortalidad perinatal para nacimientos de bajo riesgo que ocurren en el hospital)
- Tasa de satisfacción materna: 97%
2. Dos estudios de Marjorie Tew publicados en The Journal of the Royal College of General Practitioners[3]
El primer estudio muestra que el porcentaje de niños nacidos con dificultades respiratorias (9,3% vs. 3,3%), la tasa de muertes asociadas con dificultades respiratorias (0,94% vs. 0,19%) y la tasa de la transferencia a unidades neonatales para niños con problemas respiratorios que han sobrevivido 6 horas (62,0% vs. 26,2%) son todos más altos en el hospital (en todos los casos, p <0,001). Estas cifras también indican que las intervenciones hospitalarias no evitan los malos resultados.
El segundo estudio cubre 13.628 nacimientos clasificados según su categoría de riesgo:
- Embarazos de muy bajo riesgo
- Embarazos de bajo riesgo
- Embarazos de riesgo moderado
- Embarazos de alto riesgo
- Embarazos de muy alto riesgo
En cada una de las categorías, la mortalidad neonatal es menor cuando el parto se produce en el hogar:
- Para embarazos de riesgo bajo y muy bajo, mueren respectivamente 2 y 3 veces más bebés en el hospital.
- Para embarazos de riesgo moderado, 8 veces más bebés mueren en el hospital.
- Para embarazos de alto y muy alto riesgo, Marjorie Tew observa 3 veces más muertes infantiles en el hospital.
Esta es la conclusión de la Sra. Tew:
La asistencia de obstetras no permite, excepto en casos excepcionales, reducir el riesgo previsto. De hecho, causa y aumenta los peligros al crear una atmósfera de estrés para la madre y el recién nacido. La seguridad emocional proporcionada por un entorno familiar, el hogar, contribuye mucho más a la seguridad que el equipo hospitalario diseñado para facilitar las intervenciones obstétricas en emergencias.
Aunque no ha habido nuevos estudios nacionales desde entonces, estudios más reducidos confirman que el aumento de la hospitalización de rutina no explica la disminución en la tasa de mortalidad perinatal desde 1970. De hecho, los años con el mayor aumento proporcional en los partos hospitalarios también son aquellos con la tasa de mortalidad perinatal más baja, y viceversa.
Los dos enfoques para el embarazo y el parto:
1. El enfoque fisiológico:
Enfoque centrado en la mujer que reconoce la estrecha conexión entre el cuerpo y la mente, y sobre todo la capacidad de las mujeres para dar vida de forma natural.
- Este enfoque considera que las emociones tienen un impacto tangible en el bienestar del bebé y que la empatía, tranquilizando a la madre, minimiza las intervenciones médicas.
- No impone un tiempo arbitrario para completar el parto, un proceso fisiológico.
La investigación muestra que el 85 a 95% de los embarazos normales, es decir de bajo riesgo, considerados por el enfoque fisiológico, concluyen con un parto sin ninguna intervención médica, ya sea la inyección de un medicamento, el uso de instrumentos o cualquier intervención quirúrgica.
2. El apoyo técnico-médico perinatal:
Enfoque que considera el embarazo y el parto desde la perspectiva de la enfermedad, y considera las intervenciones médicas necesarias para no poner en peligro a la madre y al niño. En este enfoque, el trabajo no puede durar más de 24 horas, después de lo cual se considera «en riesgo».
Los médicos tienden a organizar su trabajo sobre la base del «peor caso», considerando cada parto como si pudiera ocurrir un desastre en cualquier momento (Brody y Thompson, 1981[4]). Esta situación puede provocar cierta ansiedad en el médico, lo que lleva a un efecto en cascada, una secuencia aparentemente inevitable de intervenciones de protocolo:
- La mujer a menudo está acostada boca arriba, conectada al monitoreo fetal, la infusión intravenosa y un monitor de presión arterial.
- No se le permite beber o comer durante el trabajo, por no comprometer una eventual anestesia general.
- Para evitar el dolor de parto, el uso de analgesia epidural es más que recomendado, a veces incluso impuesto.
- La episiotomía (incisión perineal) y la inyección de oxitocina sintética (para inducir o acelerar el parto) son generalmente parte del protocolo.
- Sin embargo, la epidural puede retrasar la progresión del trabajo de parto, mientras que la inyección de oxitocina y la amniotomía (ruptura de la bolsa de agua) pueden ser la causa de patrones anormales de cardiogramas.
- El trabajo de parto puede terminar rápidamente en cesárea por distocia o sufrimiento fetal.
- O, para «evitar una cesárea», si el bebé no sale lo suficientemente rápido, se utiliza la extracción instrumental (fórceps, ventosa).
La futura madre se vuelve pasiva, casi como un objeto inerte, incluso representando para los médicos un peligro potencial cuando llega el bebé.
Razones invocadas para inducir y usar cesárea o extracción instrumental:
- La mujer ha salido de cuentas.
- El bebé puede ser demasiado grande.
- Embarazo considerado de riesgo.
- O simplemente para la conveniencia personal de los médicos / padres.
Sin embargo, fisiológicamente:
- El cálculo del término difiere de un país a otro… lo cual significa que la inducción puede ocurrir cuando el bebé es prematuro (el parto prematuro es la causa principal de muertes de recién nacidos).
- La inyección de oxitocina sintética no está exenta de riesgos: induce contracciones muy fuertes de inmediato, sin que la madre tenga tiempo para acostumbrarse. Además, reduce la cantidad de prostaglandina, una hormona que aumenta a lo largo del trabajo para estimular la progresión. Entramos así en un círculo vicioso con intervenciones “en cascada”, como se describió anteriormente.
- Si el trabajo se detiene por un tiempo, no hay que preocuparse. Los descansos durante el trabajo no son peligrosos. Permiten que la madre recupere fuerzas antes de continuar este arduo trabajo.
- En cuanto al uso de fórceps o ventosa, esta práctica es peligrosa tanto para la madre (riesgo de desgarro grave del perineo) como para el niño (riesgo de hemorragia cerebral o daño nervioso en la cara y brazos). Según el «William’s Obstetrics», un manual de obstetricia de referencia en los Estados Unidos publicado en el 2009, «el obstetra decide intervenir sabiendo que no es absolutamente necesario, ya que el parto espontáneo ocurre generalmente en los próximos 15 minutos».
Contacto « piel con piel »
Finalmente, hablemos de la importancia del contacto inmediato «piel con piel» entre el recién nacido y la madre (o el padre), que a menudo se descuida en los hospitales, donde el bebé primero se lava y se viste antes de ser entregado a la madre.
Beneficios del contacto piel con piel para el bebé:
- Estabiliza la temperatura corporal
- Estabiliza la respiración y la frecuencia cardíaca
- Estabiliza el nivel de azúcar
- Facilita la lactancia materna (el bebé realiza instintivamente los movimientos correctos para amamantar, y la producción de oxitocina causada por el contacto piel con piel estimula el reflejo de expulsión de leche en la madre)
- Disminuye el llanto
- Reduce la sensación de dolor en caso de prueba del talón, análisis de sangre o inyección
- Ofrece muchos efectos beneficiosos en niños prematuros
Beneficios del contacto piel con piel para la madre (y/o padre):
- Mejora la recuperación materna después del parto (acelera la expulsión placentaria y reduce la hemorragia posparto)
- Reduce el estrés de los padres
- Aumenta el sentimiento de competencia de los padres (mejora la confianza de los padres en su capacidad para cuidar al niño)
- Promueve el apego
Para ir más lejos…
En futuros artículos, veremos con más detalle las diferentes etapas del parto. También hablaremos sobre el manejo del dolor y los partos sin dolor.
No dudes en dejarme un comentario si tienes preguntas o si deseas que profundice algunos puntos, o bien para compartir tu experiencia de parto en casa o en otro lugar.
Gracias por tu visita !
Fuentes:
[1] Campbell R. & Macfarlane A. El lugar de parto: un estudio crítico de la literatura. Br J Obstet Gynaecol 1986;93(7):675-683 (Place of delivery: a review)
[2] Ken Johnson et Betty-Anne Daviss, « CPM 2000 Study », British Medical Journal (BMJ 2005;330:1416)
[3] Marjorie Tew, 1) “Safer Childbirth? A Critical History of Maternity Care”. London: Free Association Books, 1998; 2) “Place of birth and perinatal mortality”, publicada en The Journal of the Royal College of General Practitioners (1985; 35 (280): 536)
[4] Brody H. & Thompson JR. La estrategia maximin en obstetricia moderna. (The maximin strategy in modern obstetric.) J Fam Practice 1981; 12 (6):977-986